Un año más, el tercer domingo del mes de julio tuvo lugar la celebración del “Día sin bañador”, que consiste en ir a playas u otros lugares en los que poder estar en contacto con la Naturaleza, pero que no sean de tradición naturista, y una vez allí, ponerse a tomar el sol sin ropa, con el fin de normalizar la desnudez como una opción más.
A pesar de tratarse de un acto reivindicativo –absolutamente legal–, al invitar a algunos de mis compañeros y compañeras naturistas, sentí que muchos tenían miedo a practicar el naturismo fuera de las zonas habituales, por eso, me gustaría recordar algo en lo que ya venimos insistiendo siempre que hacemos un acto de tipo reivindicativo: para participar no es imprescindible estar desnudo o desnuda, basta con acudir para respaldar a quienes sí se atrevan. Así, uno de los compañeros que tomaron parte de la actividad del pasado día 19 de julio, acudió con el bañador, puesto que no tenía una idea clara de cómo la gente iba a reaccionar, pero al final no sintió la necesidad de tener que utilizarlo, y optó por quitárselo.
Este año fuimos al lugar conocido como “La charca verde”, en la zona de La Pedriza, al noroeste de Madrid. Algunos nos desnudamos nada más llegar y fuimos caminando junto con el resto del grupo que permanecía vestido hasta la zona de baño. Por el camino, repartimos algunas octavillas que llevábamos impresas, a fin de difundir el manifiesto del “Día sin bañador”. Todas las personas a quienes se ofrecimos el folleto lo tomaron sin protestar ni mostrarse críticas respecto de nuestro derecho a permanecer sin ropa.
Con el fin de evitar crear tensiones, únicamente nos dirigimos a quienes entablaron conversación con nosotros, y en todo momento procuramos actuar con discreción ante quienes, por la razón que fuera, se mostraron distantes o rehuyeron mirar hacia donde nos encontrábamos.
Una vez dimos con una zona de nuestro agrado, nos asentamos: había sol y sombra, y además estábamos junto a la orilla del río. Allí pasamos la tarde, junto a otros bañistas “textiles” (con ropa), felices de haber escogido la zona que nos gustó y de no habernos visto obligados a ir hasta una zona de tradición naturista. La jornada discurrió en un ambiente de carácter lúdico, distendido, respetuoso y sin que se produjera ni un solo incidente.
Conviene recordar que según la legislación vigente en España, no existen las ‘playas naturistas’ como tales –es decir–, el naturismo es perfectamente legal en cualquier sitio. No obstante, existen ciertos lugares donde tradicionalmente se ha practicado el naturismo. La idea del “Día sin bañadores” consiste, precisamente, en hacer saber a todo el mundo que la desnudez es uno más de nuestros derechos, y que como tal, podemos ejercerlo donde nos plazca, y no solo en guetos apartados o de difícil acceso.
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